Cómo enriquecer el vocabulario de tu hijo con rutinas diarias

El desarrollo del lenguaje es esencial para el éxito académico y social. Los padres son los primeros maestros del lenguaje. Aprovechar las rutinas diarias permite estimular la comunicación sin recursos especiales.

Ejemplos prácticos en casa:

  • Al despertar: saluda, nombra objetos, canta.
  • Durante el paseo: señala y haz preguntas.
  • La hora del baño: nombra y describe acciones.
  • Durante la comida: habla sobre sabores y texturas.
  • Momentos de juego: dialoga con juguetes, usa juego simbólico.
  • Actividades domésticas: involucra al niño, describe acciones y conceptos.
  • Vestirse: nombra prendas y usa verbos.
  • Antes de dormir: lee cuentos y haz preguntas abiertas.

Recomendaciones generales:

  • Repite palabras clave de forma clara y lenta.
  • Amplía frases: “Sí, el coche rojo va rápido”.
  • Responde y refuerza todo intento de comunicación.
  • Canta y lee juntos para mejorar comprensión.
  • Haz preguntas con opciones: “¿Manzana o pera?”
  • Utiliza pausas para que el niño participe.
  • Evita el baby talk y fomenta frases completas.
  • Comenta acciones y objetos con todos los sentidos.
  • Juega a equivocarte para fomentar correcciones.

¿Cuándo consultar a un fonoaudiólogo?

Un fonoaudiólogo evalúa y trata alteraciones del habla, lenguaje, audición, voz y deglución. Consulta si el niño presenta:

  • No usa palabras a los 18 meses.
  • No forma frases simples a los 2 años.
  • Tiene vocabulario limitado a los 3 años.
  • No forma oraciones completas a los 4-5 años.
  • Dificultades de articulación desde los 3 años.
  • Habla ininteligible a los 3 años.
  • Problemas para tragar o masticar.
  • Voz ronca o nasal persistente.
  • Problemas auditivos recurrentes.

Conciencia fonológica y lectura

La conciencia fonológica es vital para aprender a leer y escribir. Usar gestos de apoyo (movimientos que representan sonidos) ayuda a memorizar y estructurar el lenguaje.

Lectura en voz alta

Leer en voz alta:

  • Amplía el vocabulario.
  • Fortalece el vínculo afectivo.
  • Mejora la comprensión y la escucha.
  • Despierta interés por la lectura.
  • Permite soñar, imaginar y reflexionar.

Hazlo con entusiasmo, permite comentarios y haz preguntas abiertas.

Metáfora final: El lenguaje es como una planta: crece con cuidados diarios, pero si no florece, un buen jardinero (fonoaudiólogo) sabrá cómo ayudarla a prosperar.

© 2025 Fonoeduka.com – Fomentando el desarrollo del lenguaje con amor y conocimiento
Fonoaudióloga Luz Angela Camacho U.
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